El origen del juego en la provincia de Teruel es desconocido y ha sido transmitido de generación en generación oralmente, existiendo muy poca documentación escrita.

Se supone que sus orígenes provienen de Italia, donde se juega desde muy antiguo, ya que la Corona de Aragón tenía posesiones en territorio italiano y los soldados que realizaron sus milicias en aquellas tierras pudieron traer la práctica de dicho juego a nuestra provincia.

En la construcción de determinadas edificaciones de zonas como Mora de Rubielos o Linares de Mora todavía existen reminiscencias de estilo italiano y determinados vocablos de otras zonas como "El Perduto" ("El Perdido" en español), masada perteneciente al término de Torres de Albarracín, el castillo de Santa Croche próximo a Albarracín o determinados apellidos que existen en nuestras sierras, tienen origen italiano.

La morra. Cuadro atribuido a Johann Liss (Galería Real de Cassel)
Pinturas funerarias egipcias del museo de Berlín

Según el Diccionario Espasa los romanos llamaban a este juego "micare digitis" (centelleo de dedos). En Italia se juega a este juego con verdadera pasión; también es usual en China entre los insulares del mar del Sur.

Este juego fue practicado ya por los egipcios desde la más remota antigüedad, como se comprueba, entre otras, en las figuras reproducidas por Falkener en su obra "Games ancient and oriental" (1.892).

Siguió también en Grecia, aunque se ignora el nombre con que se designaba, que debió ser las voces equivalentes "lachmos", "kleros dia daktylon" y que luego entre los latinos recibió el nombre de "micatio".

En la literatura griega anterior al Imperio no se menciona este juego, que aparece representado en varios monumentos, como un vaso pintado existente en el Museo de Berlín y otro de la colección Lambert de París. Aparece también representada la morra en una de las hermosas pinturas sobre estuco de la Farnesina de Roma. Lo que no pudo explicarse es el uso que los jugadores harían de una varita larga que figura en algunos de estos monumentos, y que algunos arqueólogos suponen que era para mantener la distancia entre los dos adversarios, que al mismo tiempo evitaban que la mano izquierda interviniera en el juego, para lo cual cada jugador sujetaba la varita con dicha mano. Suponen otros que servía para marcar los puntos, alargándola el que perdía en proporción de los puntos sumados, de tal modo que al final quedaba en manos del ganador.

Pintura griega en vaso pequeño de la colección Lambert de París
Pintura sobre estuco de la Farnesina de Roma

Como se trataba de un juego de azar que se practicaba mucho, no era difícil a un jugador hábil aprovechar el menor descuido de su adversario para aumentar o disminuir el número de dedos extendidos o para hacer un cálculo de probabilidades, adivinando las intenciones de su contrario por los golpes anteriores.

En Roma, para caracterizar a un hombre de intachable probidad, se decía: "con él se puede jugar a la morra a oscuras". Este proverbio, consagrado por el tiempo, según Cicerón, demuestra lo antiguo y popular de este juego entre los romanos. Cuando dos personas tenían un litigio solían convenir en zanjar la cuestión dudosa jugando una partida de morra, como ahora pudiera echarse a pajas o a cara o cruz. También se hacía en los cambios y ventas cuando no se llegaba a un acuerdo; por un edicto que consta en una inscripción del siglo IV se prohibió esta costumbre en los mercados.

En información obtenida a través de Internet se indica que en la localidad de Massa, cercana a Carrara (famosa por sus mármoles), se difundió este juego a finales del año 800 por leñadores y carboneros provenientes de las regiones del norte y de las montañas pistoyesas que en aquel tiempo trabajaban en sus bosques.

Según dicha información el juego se practicaba en casa o en cualquier posada con un buen vino de misa cantada. En determinadas épocas y por jugarse dinero fue prohibida y se tenía temor de los carabineros, pero a pesar de ello todo el mundo jugaba.

Aldeanos de la isla de Cerdeña jugando a la morra

Rita - Ópera cómica de Gaetano DONIZETTI y libreto de Gustave Väez

Rita es la dueña de un hospedaje en Bérgamo (Italia). Se ha quedado viuda de Gasparo, un marido que tenía la costumbre de pegarle. Ella cree que ha muerto en un naufragio. Un incendio acaba con su vivienda y con todo el pueblo donde vivía.

En esa vorágine conoce a Beppe con quien se casa. Su nuevo marido es muy distinto a Gasparo y Rita pone en práctica la antigua costumbre de su primer marido, pegarle a Beppe. Ella es quien manda, habla por los dos y le pega a Beppe.

De pronto, aparece Gasparo, que no ha fallecido sino que se salvó del naufragio y desde entonces vive en el Canadá, donde tiene grandes plantaciones y se ha hecho rico. Ha vuelto a Bérgamo a buscar el certificado de defunción de Rita, pues él cree que ha muerto en el incendio, y lo necesita para casarse con su novia canadiense.

Llega al hospedaje reconstruido de Rita para pasar la noche, topándose con Beppe y dándose cuenta que éste es un hombre golpeado. Gasparo lo enseña de cómo tratar a las mujeres. Beppe, al ver los documentos de Gasparo se da cuenta que es el marido muerto de su mujer y lo invita a quedarse con ella para así él poder ser libre de Rita y ya no recibir tanto zurriagazo.

Representación de Rita en la Universidad de Barcelona. A cargo de la Orquesta de Cambra del Conservatori del Liceu y la Jove Companyia d'Òpera del Conservatori del Liceu. Junio de 2009.

Gasparo no accede y llegan a un acuerdo: deciden que la suerte del juego de la morra determine quién se queda con Rita. Los dos hacen trampas para perder, ya que ninguno quiere quedarse con ella. Gana Gasparo y, Beppe se siente feliz por la libertad obtenida gracias al juego de la morra.

Gasparo habla con Rita, diciéndole que ha vuelto porque la ama; en realidad lo que desea es el acta de matrimonio para romperla y poder casarse con la canadiense. Rita se da cuenta y no accede, Beppe está por escaparse y es interceptado por Rita. Gasparo logra con engaños y trucos sacarle el acta de matrimonio a Rita y se vuelve al Canadá, dejando a Beppe y Rita en más armoniosa relación.

Rita o Le mari battu: estrenada en 1841, y presentada con gran éxito en la Opéra-Comique de Paris el 7 de mayo de 1860 con el nombre de "Deux hommes et une femme".

Música de Domenico Gaetano Maria DONIZETTI - Bérgamo (Italia) 1797-1848.

Libreto de Gustave Väez.

Cartel de la película Novecento

Una mañana de estío en el año 1900, dos niños acaban de nacer en la rica zona agrícola de la Provincia de Emilia, en Italia. Olmo DALCO, un bastardo nacido en una familia numerosa de granjeros, y Alfredo BERLINGHIERI, último descendiente de unos grandes terratenientes. Ambos viven cerca, sin embargo, pertenecen a dos mundos diferentes. A través de su niñez, adolescencia, madurez y vejez vemos correr el siglo XX.

En pleno ascenso del fascismo italiano, al final de la película, los ancianos del pueblo aparecen jugando a la MORRA en la Casa del Pueblo, cuando los "camisa neri" queman la misma y fallecen todos.

La teoría de los juegos y el juego de la morra

En los años cuarenta de nuestro siglo, un grupo de economistas de la Universidad de Princeton se planteó el estudio de la economía del Bienestar mediante la aplicación de nuevas técnicas de investigación.

Su propósito inicial no era otro que el comprender cómo se habían llegado a organizar comunidades políticas de forma inteligente para alcanzar los bienes colectivos. El punto central de indagación era el desvelar de qué forma había sido posible superar el irreductible egoísmo de los individuos por separado y llegar a alcanzar tal grado de cooperación para obtener el bienestar colectivo.

Von Neumann y Morgenstern, un economista y un matemático, demostraron que, mediante el estudio de pequeños juegos de estrategia elaborados en un laboratorio, se podían deducir la racionalidad de los valores y pautas existentes en la vida real, y encontrar las leyes que los rigen. Su pretensión era tan sencilla como contundente: "Demostrar que los hechos sociales pueden ser óptimamente descritos mediante modelos tomados de juegos estratégicos adecuados. Estos juegos, a su vez, son estudiables mediante análisis matemático".

El analizar con rigor matemático el comportamiento humano partiendo de situaciones sencillas, permite ir extrayendo las leyes generales del mismo. La teoría de los juegos admite como premisa fundamental que el comportamiento es siempre una cuestión que se decide en decisiones individuales.

Ejercicio propuesto por la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Buenos Aires sobre la Teoría de Juegos

Briganti y Obtusso deben jugar un número importante de partidas de MORRA DE DOS DEDOS (MORRA MUDA). Es de $1 el premio por cada dedo acertado por partida para el correspondiente jugador con éxito - cero si empata - y pagadero por el jugador perdedor. Si resulta que Obtusso ha sido amenazado de muerte en caso que muestre más de un dedo - circunstancia ésta conocida por Briganti -, establecer la estrategia mixta óptima de cualquiera de los jugadores y determine el valor del juego.

La pasión y el juego de la morra

Jacques LACAN plantea que el amor es el encuentro de saberes inconscientes (no es como dicen esas parejas "Yo te conozco bien", conocer lo que el otro va a hacer no es una prueba de amor, puede ser una prueba de odio, estar vigilando los movimientos del otro).Si el amor es el encuentro de dos saberes inconscientes, ninguno de los dos sabe qué ama en el otro, hay un saber inconsciente (no te corresponde otro que ese, pero no se sabe nada del porqué).

Lacan ilustra esto con el juego de la morra, decir un número menor de diez y abrir los dedos. Ambos, simultáneamente, sacan los dedos y dicen un número, se acierte o no se acierte, no existe manera de ordenarlo. Vemos que el amor tiene sus límites, señala, como el juego de la morra.

Jacques LACAN - (1901-1981, París). Médico neurólogo. Unos de los Maestros del Psicoanálisis.